Luis Enrique y el renacer del PSG: el arquitecto del primer milagro parisino

Luis Enrique y el renacer del PSG el arquitecto del primer milagro parisino

Luis Enrique y el renacer del PSG: el arquitecto del primer milagro parisino

Luis Enrique ha hecho historia. No solo ha levantado una Champions League, ha levantado el alma de un club que llevaba años persiguiéndola sin éxito. París, una ciudad acostumbrada a soñar en grande, ha encontrado en el técnico asturiano al hombre que, finalmente, cumplió esa vieja promesa: ser campeones de Europa. Hoy, más que nunca, a Luis Enrique se le pone cara de 'repóker', porque ha ganado todo… y más.

La victoria del PSG por 5-0 frente al Inter de Milán no fue solo una goleada. Fue una declaración de poder, de estilo, de madurez. En una noche mágica, el club francés conquistó su primera Champions, el único título que se les escapaba desde la llegada del proyecto qatarí. Y lo hizo con un equipo sin Mbappé, sin Messi, sin Neymar. Lo hizo con el sello inconfundible de Luis Enrique, un equipo trabajado, intenso, coral.

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"Luis I de Francia", como ya empiezan a llamarle algunos medios, ha ganado los seis títulos que ha disputado desde que aterrizó en París: Liga, Copa, Supercopa… y ahora la Champions. Un pleno histórico. “No habría entrenado al PSG de Messi, Neymar y Mbappé”, dijo en su momento. No quería estrellas, quería un equipo. Y vaya si lo ha construido.

En la final, además, hubo espacio para la emoción. La afición del PSG desplegó un tifo dedicado a Xana, la hija fallecida del técnico. Luis Enrique lo agradeció con serenidad y con una frase demoledora: “No necesito ganar una Champions para recordar a mi hija. Ella está siempre conmigo”. Su templanza en el éxito demuestra que no es solo un gran entrenador, sino también una persona profundamente humana.

Con este triunfo, el técnico se une a un selecto club de entrenadores que han ganado la Champions con dos equipos distintos, junto a nombres como Guardiola, Mourinho o Ancelotti. Pero lo suyo tiene un sabor especial. Porque mientras todos hablaban de proyectos, él hablaba de urgencia: “No soy de los que planea ganar en tres o cuatro años. Hay que estar listos ahora”.

Ahora, con el Mundial de Clubes en el horizonte, Luis Enrique quiere cerrar el círculo. Y tiene con qué. Un equipo compacto, con líderes en cada línea y con jugadores como Dembélé, al que ya postula para el Balón de Oro por su entrega total, no solo por sus goles.

El PSG ha cambiado. Ahora ya no es solo un club de grandes fichajes. Es un equipo campeón. Y el mérito, en gran parte, es de su arquitecto: Luis Enrique. Porque alguien tenía que abrir la puerta. Como España en su primer Mundial. Y ese alguien, esta vez, fue él.

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